3 may 2012

“Omega-3 y Colesterol – La gran mentira”



Hola a todos.

Hoy hablaremos del “Omega-3 y Colesterol”. Un tema muy importante y poco entendido por mucha gente, incluyendo algunos profesionales. Si yo os pregunto: ¿Para qué sirven los Omega-3? La mayoría de vosotros me va a contestar “… para (bajar) el colesterol…”. ¿Correcto? Esto es lo que nos enseñan en los anuncios, en la tele y revistas. Siempre mencionan “Omega-3” junto con “Colesterol”.

Hace unos días un doctor que trabaja con nuestro Omega-3 nos decía que no ha visto ninguna bajada en el colesterol en sus pacientes aunque recomendaba nuestro producto “pur3” (un suplemento con más de un 90% Omega-3). Después de haber recibido esta comunicación decidí dedicar un blog solamente a este tema: “Omega-3 y Colesterol – La gran mentira”

La verdad es que: Omega-3, mejor dicho los ácidos grasos EPA y DHA, no influyen de manera significante en los niveles de colesterol. Ni en el colesterol “malo” (el LDL), ni en el bueno (“HDL”). Los Omega-3 bajan fuertemente los niveles de los triglicéridos en la sangre, pero lo siento, el colesterol no lo tocan. Existen muchísimos estudios clínicos que muestran que:

1.) EPA y DHA, juntos o separados bajan fuertemente la concentración de los triglicéridos en nuestra sangre. Cuanto más EPA/DHA tomo, mas rápido bajan mis niveles de los triglicéridos. Por eso, recomiendo dar a personas con los triglicéridos muy elevados durante las primeras 6 semanas hasta 3 gramos a EPA + DHA cada día. Después se puede bajar la dosis a 1 g/d.

2.) DHA solo (sin EPA), baja los triglicéridos, PERO sube ligeramente el colesterol malo “LDL”. El colesterol bueno (HDL) a veces sube un poco. DHA no sirve para bajar el colesterol.

3.) EPA solo (sin DHA), también baja los triglicéridos, pero no sube el colesterol malo (LDL). Basándose en este hecho, la casa AMARIN desarrolló el nuevo medicamento “AMR101” para el tratamiento de los triglicéridos, que es un aceite de pescado altamente concentrado en EPA (más de un 97%) que no lleva DHA. Por su ventaja de no subir el colesterol los profesionales creen que el “AMR101” tendrá, dentro de poco tiempo, una buena posibilidad de desplazar al bien conocido “OMACOR” (aprox. 45% EPA y 39% DHA).

¿No creéis que la industria farmacéutica hubiera registrado los ácidos grasos omega-3 (EPA y/o DHA) como medicamento para bajar el colesterol si fueran capaces de hacerlo? Un mercado mucho más grande que el mercado de la “hiperlipidemia”. La verdad es que los Omega-3 sirven mucho para:

 Bajar los triglicéridos (especialmente en combinación con estatinas)

 Bajar la agregación y adhesión de las plaquetas

 Bajar la presión sanguínea y frecuencia del latido

 Bajar los niveles de adinopectina e indicadores de inflamación (IL-6, TnF-alpha, …)

 PERO NO SIRVEN MUCHO PARA BAJAR EL COLESTEROL.

Si algunos de vosotros habéis notado una bajada significante en el colesterol después de haber empezado a tomar Omega-3, esto puede explicarse casi siempre debido a un cambio en la dieta y más actividad física.

A menudo, la dieta es la causa de niveles elevados en colesterol. Un cambio en la dieta junto con más actividad física podría arreglar el tema. Si tienes niveles elevados de colesterol, evita especialmente las grasas saturadas (salchichas, embutidos, leche, queso y productos lácteos, carne roja). Incluye más frutas, vegetales, carne blanca y pescado en tu dieta. Si además tienes problemas con niveles elevados de triglicéridos búscate un buen suplemento de omega-3 (EPA + DHA) concentrado (como nuestro “pur3” – www.mitiendaomega3.com ). Toma hasta 3 g EPA+DHA/d durante 4 a 6 semanas. Después de este tiempo los niveles de tus triglicéridos habrán bajado fuertemente. Luego recomiendo seguir con 1 g EPA+DHA/d.

En resumen, los Omega-3 son muy eficientes para bajar los triglicéridos, son muy importantes para la salud cardiovascular, pero no sirven para bajar el colesterol. La idea de que los Omega-3 sirven para bajar el colesterol es fruto del marketing – desgraciadamente no es la realidad.

Hasta pronto.

18 abr 2012

Worldwide Who's Who

Dr. Peter Lembke, presidente y propietario de Best Products S.L. (Reus, ES) ... ha sido reconocido por "Worldwide Who's Who" por demostrar la dedicación, el liderazgo y la excelencia en la producción de ácidos grasos Omega-3 de alta calidad.
Visitar:  http://www.24-7pressrelease.com/press-release-service/274989  

14 mar 2012

OMEGA 3 Y EL SISTEMA INMUNOLÓGICO



El día 2 de febrero 2012 recibí un mensaje de Irene que me preguntaba si los omega-3 mejoran el sistema inmunológico y si hay estudios científicos sobre este tema.

Este es un tema muy interesante, pero también complicado y todavía poco entendido. Antes de entrar en este tema tenemos que entender un poco lo que es el sistema inmunológico y para qué sirve. El sistema inmunológico está compuesto de células especiales, proteínas, tejidos y órganos que nos defienden cada día contra las bacterias, virus y lesiones. Los trastornos crónicos del sistema inmune pueden dar lugar a enfermedades inflamatorias como la artritis, el asma, eczemas, alergias, cáncer y enfermedades autoinmunes. Enfermedades autoinmunes son, por ejemplo, la tiroiditis de Hashimoto, la artritis reumatoide, la diabetes mellitus tipo 1 y lupus eritematoso sistémico. Todas las enfermedades autoinmunes tienen en común que el sistema inmunitario de la persona afectada ataca, por error, su tejido sano y al final lo destruye.

Se sabe que los ácidos grasos omega-3, especialmente EPA y DHA (pero no ALA vegetal) tienen un efecto supresor sobre el sistema inmunitario y por lo tanto reducen las inflamaciones.

El mecanismo es casi siempre lo mismo: primero hay un invasor patógeno que entra en nuestro cuerpo y causa una lesión. La respuesta de nuestro sistema inmunitario es una inflamación. Esta inflamación arranca por un grupo de hormonas llamado “IgE’s”. Los IgE’s liberan los eicosanoidos y citoquinas, ambos pro-inflamatorios y procedentes de los monocitos circulantes en la sangre.

Los eicosanoides como las prostaglandinas PGE2 (procedentes de los ácidos grasos omega-6, especialmente el ácido araquidónico, AA) causan fiebre, dilatación de los vasos sanguíneos y dolor. Las citoquinas, como IL-6, IL-1 beta y los interferones también son fuertemente pro-inflamatorios.

Durante el proceso de inflamación se liberan también unas sustancias llamadas TnF-alfa que favorecen el crecimiento y multiplicación de las células. Lo que tiene sentido porque por un lado hay que multiplicar las células del sistema de defensa y por otro hay que reparar el tejido dañado durante el proceso. La gran desventaja del TNF-alfa es que si su concentración es elevada durante largas épocas (por ejemplo en el caso de inflamaciones crónicas) se estimula también el crecimiento de células de cáncer.

La pieza antagónica natural a los IgE’s pro inflamatorios son los IgG que liberan las prostaglandinas anti inflamatorias (PGE3) procedentes de los ácidos grasos Omega-3, especialmente del ácido graso EPA.

Un sistema inmunológico sano lleva un equilibrio entre IgE y IgG.


Pero en realidad, para la mayoría de las personas viviendo en los países industrializados, este equilibrio ya no existe. Hoy en día tenemos en nuestro cuerpo mucho más IgE pro-inflamatorios que IgG anti-inflamatorios. ¿Por qué?


Una de las causas es la siguiente: la cantidad absoluta de IgE en nuestro cuerpo depende, entre otras cosas, de la cantidad de ácidos grasos Omega-6 en nuestra dieta, especialmente del ácido graso araquidónico (AA). Cuanto más AA ingerimos, más IgE se forma y por lo tanto más eicosanoides y citoquinas pro-inflamatorias son producidas. Esto favorece las inflamaciones crónicas, alergias y ciertas formas de cáncer.

Otros factores que favorecen la producción de IgE son:


• Algunas vacunas.

• Ciertos antibióticos – especialmente durante el embarazo y los primeros 3 años de la vida.

• La contaminación del aire.


Pero volvamos a la dieta. El impresionante aumento de ácidos grasos Omega-6, especialmente el AA, en nuestra dieta durante el último siglo cambió nuestro equilibro natural entre IgE y IgG dramáticamente. Hoy en día los IgE’s dominan sobre los IgG’s lo que explica el fuerte incremento de las personas que sufren alergias, eczemas, asma y enfermedades autoinmunes.

La mala noticia es: una vez roto este delicado equilibrio y las IgE dominan la situación, el proceso es prácticamente irreversible.

La buena noticia es: si podemos provocar este desequilibrio con una mala dieta pobre en omega-3 y demasiada rica en omega-6, deberíamos tener la posibilidad de mejorarlo a través de una dieta sana con poco ácido graso araquidónico (AA) y rica en omega-3.

Ahora, después de haber discutido un poquito sobre el sistema inmunológico, la importancia del equilibrio de IgE’s y IgG’s y su dependencia a los ácidos grasos omega-6 y omega-3 en nuestra dieta podemos acercarnos a dos preguntas importantes:

¿Podemos debilitar nuestro sistema inmunológico con la ingesta de EPA y DHA?


La respuesta es: Sí, lo podemos – pero depende de la cantidad EPA y DHA ingerida.

De hecho, parece que este efecto empieza ser medible con más de 900 mg de EPA o 600 mg DHA por día (Literatura 1).


La segunda pregunta es:


¿No será peligroso debilitar nuestro sistema inmunológico con altas cantidades de EPA/DHA?

Para todas aquellas personas que sufren de inflamaciones crónicas y enfermedades autoinmunes un enfoque terapéutico reduciendo el AA y aumentando los EPA y DHA en su dieta es muy recomendable.

Sin embargo, para la inmensa mayoría del resto de la población la respuesta no es tan fácil.

Por un lado sabemos que podemos suprimir nuestro sistema inmunológico y por lo tanto sus síntomas como hinchazón, calor, rojez, el dolor… simplemente por ingerir menos omega-6 y aumentar (drásticamente) la cantidad de omega-3 en nuestra dieta.

Nota: Tenemos que recordar que necesitamos por lo menos 900 mg EPA o 600 mg DHA por día para ver los primeros efectos sobre nuestro sistema inmunológico. Esto es muchísimo, si pensamos que la persona media solo tendrá 50 a 200 mg EPA+DHA en su dieta diaria.

Pero suprimir nuestro sistema inmunológico tiene también desventajas. Por ejemplo, nuestro cuerpo será más vulnerable frente a las bacterias, virus y otros patógenos (Literatura 2). Además debilitamos nuestro sistema de defensa natural, responsable para la identificación y destrucción de las células cancerosas en nuestro cuerpo. Por otro lado, sabemos que una vez que la célula cancerosa ha tenido la oportunidad de desarrollarse, es el EPA y el DHA que puede disminuir o suprimir su crecimiento y la metástasis. Así es como siempre es en la naturaleza. No hay mal, sin bien - y no hay bien, sin mal.

Omega-6 (AA, "negativo") y Omega 3 (EPA, DHA, "positivo") debe estar en un equilibrio en nuestra dieta y en nuestro cuerpo.

Como todo en la naturaleza, un exceso de cualquier cosa (sea por ejemplo agua, alcohol o grasas saturadas, omega-6 u omega-3) se convierte a partir de una cierta cantidad en un peligro.

¿Qué decía "Paracelsius (1493-1541) " el farmacéutico/médico famoso que vivió hace 500 años?:

“Todo es veneno, solo la cantidad determina si una sustancia debe ser considerada como tóxica o no ".

Muy bien dicho: a pesar de que hasta el momento no se han encontrado efectos negativos secundarios de los ácidos grasos omega-3 para cantidades que llegan hasta 3 g EPA+DHA al día (considerado “GRAS” por el FDA de EEUU), no estaría mal recordar a Paracelsius que decía también:”Lo que cura un hombre también le hace daño”

Un fuerte exceso de ácidos grasos omega-3 y muy poco omega-6 en nuestra dieta, teóricamente, puede suprimir nuestro sistema inmunológico hasta el extremo de poder caer enfermo o morir a causas de infecciones comunes. No hay evidencia ninguna para esto – pero en teoría no se puede negar.

Por otro lado, una dieta demasiado rica en omega-6 y pobre en Omega-3, que ya tenemos desde por lo menos los últimos 50 años, ha resultado, en una parte de la población un constante crecimiento de enfermedades cardiovasculares, mentales e inflamatorias crónicas como asma, artritis, alergias, eczemas, infartos, etc.


Resumen:

a) Sabemos sin duda que un exceso de ácidos graso omega-6, especialmente el ácido araquidónico (AA) procedente de productos cárnicos, huevos y productos lácteos, en nuestra dieta es una de las causas y/o promotores de muchas enfermedades inflamatorias crónicas discutidas en este blog.

b) Sabemos que reduciendo los Omega-6 y aumentando los Omega-3, especialmente los EPA y DHA (900 mg y 600 mg al día, por lo menos) puede empezar a suprimir nuestro sistema inmunológico. Lo cual es deseado y utilizado como terapia para personas que sufren inflamaciones crónicas y enfermedades autoinmunes.

c) Para personas sanas no es recomendable ni el exceso de Omega-6 ni el de Omega-3 en su dieta. Tenemos que encontrar el equilibrio natural de estas grasas en nuestra dieta. Para la mayoría de las personas con una dieta moderna esto significa reducir la ingesta de omega-6 (especialmente el ácido araquidónico. AA) y aumentar la ingesta de omega-3 (EPA y DHA). Este aumento puede ser por comer por lo menos 4 platos de pescado azul por semana o con ayuda de un suplemento Omega-3 de alta calidad.

d) Mientras la cantidad de EPA no alcance los 900 mg al día, o la de DHA a 600 mg al día, no existe ningún riesgo de debilitar su sistema inmunológico.


Entonces Irene, según lo que he encontrado en la literatura científica, parece que los ácidos grasos Omega-3 no “mejoran” el sistema inmunológico en el sentido de que lo hacen más fuerte. Al contrario, si comemos mucho EPA y DHA nuestro cuerpo produce mas IgG anti inflamatorios que frenan nuestro sistema inmunológico. Para una persona que sufre una inflamación crónica o una enfermedad autoinmune, esto sin duda es una “mejora”, porque disminuye sus síntomas. Sin embargo, para una persona sana que solo toma Omega-3 para la prevención, no recomiendo darle más que 900 mg EPA o 600 mg DHA por día.

Referente a las estudios científicos - la verdad es que no hay casi nada. Te he añadido dos referencias al final del texto que en mi opinión son muy interesantes.

Espero que te sirva esta información. Si te quedan preguntas ya sabes como puedes encontrarme.

Un cordial saludo a todos,
Peter.


Literaturas:

1. Institute of Medicine. Dietary Reference Intakes for Energy, Carbohydrate, Fiber, Fat, Fatty Acids, Cholesterol, Protein, and Amino Acids. Washington, D. C.: National Academies Press; 2002. National Academies Press

2. Harbige LS. Fatty acids, the immune response, and autoimmunity: a question of n-6 essentiality and the balance between n-6 and n-3. Lipids. 2003;38(4):323-341. (PubMed)






1 feb 2012

EL INDICE DE OMEGA-3

Hola a todos.
¿Sabéis cual es uno de los dos responsables más importantes de las muertes anuales por causa de la dieta en los E.E.U.U.? No es el colesterol. No son las grasas saturadas. Ni es el alcohol ni tampoco el alto consumo de grasas trans. Es el alto consumo de SAL y el bajo consumo de EPA y DHA. En E.E.U.U muere un promedio de 84.000 personas cada año. Simplemente por no haber tenido suficiente EPA y DHA en su dieta. El abuso de alcohol por ejemplo causa "solo" 64.000 muertos por año.
Nosotros sabemos que un adulto necesita por lo menos 250 mg EPA + DHA cada día como cantidad MÍNIMA para prevenir eventos cardíacos fatales. Esto no parece mucho, pero en realidad hay mucha gente que no llega a esta cantidad mínima diaria. Comiendo más pescado azul y/o tomando un suplemento de Omega-3 concentrado nos ayuda efectivamente reducir este riesgo. El EPA y DHA dentro de nuestra dieta/suplementos se incorpora en todas nuestros células del cuerpo, haciéndolas mas flexibles y resistentes contra inflamaciones y mal funcionamiento. Una manera de pronosticar tu propio riesgo de sufrir un evento cardíaco fatal es analizar tu INDICE DE OMEGA-3. El INDICE DE OMEGA-3 es la proporción de EPA y DHA dentro de las células rojas en tu sangre. Un INDICE DE OMEGA-3 entre 0 y 4 significa un muy alto riesgo. Un índice entre 4 y 8 indica un medio- a bajo riesgo. Un índice entre 8 y 12 indica un riesgo muy bajo de sufrir un evento cardíaco fatal. Lo bueno es que el INDICE DE OMEGA-3 es un factor de riesgo mucho más fiable que el "colesterol", "triglicéridos" o "proteína-reactiva C".

SCD Risk Factors

Pregunta a tu laboratorio, médico, naturópata u otro profesional si pueden analizar tu propio RIESGO CARDÍACO a través del INDICE DE OMEGA-3. Yo lo hice....el mío es 7,6. Pensaba que sería más alto :-(... pero por lo menos sé que mi riesgo es bastante bajo y que tengo que trabajar en mi dieta: reduciendo los Omega-6 y aumentando los Omega-3.
Si tienes preguntas sobre el INDICE DE OMEGA-3 y donde se puede analizrlo ponte en contacto conmigo.
Hasta pronto

9 ene 2012

UNA DIETA EQUILIBRADA EN OMEGA-6 Y OMEGA-3 de 1:1 AYUDA A PREVENIR LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES Y MUCHO MÁS


RESUMEN
Para aprovechar los efectos cardiosaludables de las grasas Omega-3 siempre hay que tener en cuenta la suma de las grasas Omega-6 que ingerimos al día. Estudios científicos indican que lo ideal sería volver a un equilibrio entre las grasas Omega-6:Omega-3 = 1:1 como lo ha habido durante los últimos 40.000 años. Desgraciadamente nuestra dieta moderna lleva un fuerte desequilibrio de 10-20:1, contribuyendo así al incremento de las enfermedades cardiovasculares en las sociedades modernas.

El cuerpo humano, con todas sus reacciones bioquímicas, ha ido evolucionando durante los últimos 40.000 años y por lo tanto ha estado acostumbrado a una dieta equilibrada en la composición de sus grasas. Siempre ha habido un equilibrio de 1:1 entre las grasas poli insaturadas y las saturadas y de 1:1 entre los Omega-6 y Omega-3.
Este equilibrio natural se ha conservado en la composición de las grasas de los animales salvajes que tienen, hoy como ayer, su propia dieta en su hábitat natural. También los huevos de las gallinas y otras aves salvajes llevan este equilibrio entre las grasas Omega-6 y Omega-3 de 1:1.
Por otra parte, la carne (de ganado) y los huevos de granja y producción intensiva muestran un desequilibrio de Omega-6 y Omega-3 de entre 30:1 a 10:1. La diferencia entre la composición de la grasa entre los animales salvajes y la del ganado radica en el pienso que ingieren estos últimos. Un pienso demasiado rico en grasas/aceites vegetales (Omega-6) y pobre en Omega-3. Un pienso que tiene poco que ver con la alimentación natural de los animales.

Nuestra dieta moderna se caracteriza por:

* Alta densidad de energía
* Demasiado Omega-6 y poco Omega-3 (10-20:1)
* Mucho ácidos grasos saturados y menos ácidos grasos poli insaturados (~1:0,7)
* Poca fibra
* Más azúcar y aceites refinados

Existen, básicamente, tres clases de grasas: las saturadas, las mono insaturadas, las poli insaturadas. Dentro de las grasas poli insaturadas encontramos las grasas Omega-6 y las Omega-3.
Para entender lo positivo de los ácidos grasos Omega-3 hay que conocer los efectos de los ácidos grasos Omega-6.
Los Omega-6 están presentes en todas las células de las plantas y animales terrestres y, junto a otras sustancias, son los responsables de evitar una salida “incontrolada” del agua y la deshidratación de nuestro cuerpo.
Las plantas (algas) y animales que viven en el agua no necesitan esta protección por lo que son más ricos en grasas Omega-3.
Además, una parte importante de los Omega-6 se transforman, en nuestro cuerpo, en un grupo de sustancias conocidas como Prostaglandina, Leucotrieno y Tromboxan, las cuales son pro-inflamatorias y por lo tanto provocan inflamaciones (crónicas) así como trombosis, tensión alta, asma, arteriosclerosis, niveles elevados de colesterol y triglicéridos, etc.

El efecto más importante de los Omega-3 respecto a la prevención de las enfermedades inflamatorias y cardiovasculares es su capacidad de bloquear la transformación de los Omega-6 en las sustancias pro-inflamatorias.
Este bloqueo tiene una serie de efectos positivos para nuestro sistema cardiovascular:

  • Reduce la viscosidad y el riesgo de coagulación de la sangre (trombosis), es decir, reduce el riesgo de infarto o la intensidad de éste.
  • Reduce el nivel de Triglicéridos.
  • Cambia  de una manera muy positiva la composición del colesterol (sube el HDL y baja el LDL).
  • Reduce la tensión arterial
  • Previene o reduce la intensidad y duración de enfermedades inflamatorias crónicas como artritis, asma, psoriasis...
  • Reduce los niveles de la insulina y así el riesgo de diabetes (tipo II)

Pero los Omega-3 (el EPA y DHA) no solamente son buenos para nuesro sistema cardiovascular sino también para nuestro cerebro. Son la forma más natural para tratar muchas formas de depresiones, hiperactividad, falta de concentración, demencia y hasta Alzheimer. Son muy importantes para la salud visual como por ejemplo para el tratamiento de “ojos secos” o de retinitis pigmentosa. Ayudan a las mujeres a vivir con las molestias pre-menstruales y en la fase post menopáusica. También ayudan a prevenir ciertos tipos de cáncer, como el de mama, de próstata y de colón.

De todas maneras, hay que saber que, los Omega-3 sólo tienen estos efectos positivos si no hay un exceso de Omega-6. Hay que mantener el equilibrio de Omega-6 y Omega-3 de 1:1.

Debido a la fuerte introducción de las grasas vegetales (especialmente el aceite de girasol/margarina), ricos en Omega-6, en nuestra dieta y al mismo tiempo el aumento del consumo de carne de ganado también rico en Omega-6, en los últimos 100 años, el equilibrio entre Omega-6/Omega-3 de 1:1 que llevábamos durante toda nuestra evolución ha cambiado bruscamente hasta llegar a un desequilibrio de 10-20:1
Es decir, ofrecemos a nuestro cuerpo de 10 a 20 veces más sustancias que provocan inflamaciones y favorecen el desarrollo de enfermedades cardiovasculares que productos que puedan controlar la formación de dichas sustancias perjudiciales.

Así pues:
  • La mejor dieta es una dieta equilibrada, rica en fibra, verduras y frutas. Poca carne, mucho pescado (azul), huevos equilibrados en Omega-6/Omega-3 y aceite de oliva virgen. Es decir, una dieta de tipo mediterráneo original.
  • Limitar el consumo de alimentos ricos en grasas Omega-6 como aceite de girasol, aceite de maíz, carne y productos cárnicos.
  • Limitar el consumo de productos ricos en grasas saturadas como carne, mantequilla, queso.
  • Alimentos enriquecidos con Omega-3 no deberían aportar mucha más cantidad de Omega-6 que de Omega-3.
Os deseo a todos un FELIZ 2012!!!
Hasta pronto ...